El programa de ordenador tiene carácter suis generis, y su registro no es obligatorio para garantizar la protección, así como la de una obra literaria, artística o cultural. Sin embargo, el INPI ofrece esta posibilidad, la cual es muy recomendable porque es una prueba de que una agencia federal es autora de cierto software, lo que pesa mucho en los litigios contra terceros.

No es necesario el registro de su obra para garantizar su protección, tal y como prevé la propia ley. En caso de litigio frente a terceros, basta con probar la autoría de la obra mediante publicaciones, borradores o incluso testigos.

Debido a la competencia del INPI para regular los negocios de transferencia de tecnología u otros bienes de propiedad industrial, todos los contratos que versan sobre estos temas deben ser registrados ante el INPI.

Además de la patente, existen otras modalidades de protección para las invenciones que no cumplan con alguno de los requisitos antes mencionados. Ejemplos de estos son el diseño industrial (para modificaciones estéticas de un producto) y el modelo de utilidad (para innovaciones en parte de una invención existente).

Cualquier invención que cumpla los requisitos de novedad, actividad inventiva y aplicación industrial. “Nuevo” es cualquier cosa que aún no tiene un equivalente ya en uso o que aún no se ha revelado al público; “inventivo” es lo que no es obvio para un profesional en el campo, es decir, se necesita investigación para lograr el resultado de la creación; “aplicables” son las invenciones que se pueden producir en masa para el acceso público.

El procedimiento adecuado para registrar una marca implica, preliminarmente, dos pasos: el estudio de factibilidad de registro (para verificar que la expresión no entre en conflicto con ninguna otra) y la solicitud de registro ante el INPI. Transcurrido un plazo de dos años desde la solicitud de registro, el INPI solicita la complementación de montos para otorgar el registro definitivo de la marca por 10 años, prorrogable indefinidamente, siempre que se presente la manifestación de interés y el pago de la tasa gubernamental correspondiente. .

Esta es una práctica común, dado que la información en el sitio web del INPI está disponible al público. Buenas y malas empresas buscan marcas registradas o no en el sistema INPI, ven a sus dueños y potenciales clientes y envían propuestas de servicios. Dichas empresas buscan, en la mayoría de los casos, extorsionar o cobrar cantidades abusivas por el servicio de registro de marcas, apoyándose en el desconocimiento de sus “clientes”. Se recomienda no pagar ninguna factura enviada por correo electrónico o postal, dado que el INPI nunca realiza tal práctica. Como se explicó anteriormente, nada le impide continuar usando su marca sin registrarse en el INPI.

Nada le impide seguir usando su marca sin registrarse en el INPI. Sin embargo, será mucho más susceptible de apropiación por parte de terceros, a quienes no se les puede prohibir el uso de la expresión si lo hacen de buena fe (es decir, sin saber que ya se está utilizando). Además, la falta de registro reduce el valor de la marca, ya que no brinda la seguridad de la exclusividad en su sector de actividad.

Al registrarte en el Instituto Nacional de la Propiedad Industrial (INPI) garantizas el uso exclusivo de tu marca en el ámbito de tu negocio. Además, el registro te brinda el respaldo legal para evitar que un tercero utilice tu marca sin tu autorización.